Los novatos pasan a la acción

Sólo un mes después de que comenzaran las clases del Máster en Atención Prehospitalario, Catástrofes y Acción Humanitaria (APCAH) de la Escuela de Emergencias SAMU, los alumnos han participado en una acampada de supervivencia de tres días, que ha incluido un simulacro nocturno al aire libre.

En el ejercicio participaron 26 estudiantes del Máster APCAH, dirigido a enfermeros, un alumno del máster de Medicina y seis técnicos de emergencias sanitarias (TES), que acudieron como voluntarios de apoyo.

La actividad se realizó entre el 14 y el 16 de noviembre. Ya durante la primera jornada, los alumnos recorrieron andando y con todo el material a cuesta los tres kilómetros que separan la escuela de la Hacienda La Rihuela, en Palomares del Río (Sevilla), donde se desarrolló el ejercicio, según relata Andrés Rodríguez, instructor de la Escuela de Emergencias SAMU. “Esa noche durmieron al aire libre, hicieron vivac, atando la loneta con cuerdas de un árbol a otro”, señala. “Aquella noche también realizamos un taller de iluminaria de circunstancias”.

La segunda jornada se desarrolló en un edificio en ruinas que se encuentra dentro de la hacienda La Rihuela, pero antes, los alumnos tuvieron que llevar en camilla a algunos de sus compañeros desde el punto en el que pasaron la noche como parte del entrenamiento. A lo largo del día, se impartieron diferentes talleres de orientación y navegación, transmisión y comunicaciones, y de cómo llevar a cabo las funciones de triaje en una situación de catástrofe, entre otros.

A la una y media de la madrugada, cuando los alumnos sólo llevaban una hora y media durmiendo, los instructores los despertaron con el sonido de un fuerte petardo por sorpresa. Empezaba el simulacro, que no terminó hasta las cinco de la mañana. “Éste era su primer simulacro y fue muy básico, ya que están empezando”, indica el enfermero Andrés Rodríguez. El objetivo principal de este ejercicio era aprender a movilizar a los pacientes tras un derrumbe en un espacio lleno de escombros. “A través de este tipo de acampadas, los alumnos aprenden a gestionar el agua, la alimentación y el cansancio en una situación de catástrofe, con recursos precarios y circunstancias sorpresas”, indica.

Durante la tercera y última jornada, que arrancó a las siete y media de la mañana, se impartieron nuevos talleres de potabilización del agua, sobre cómo dividir el espacio en caso de catástrofe para la atención de las víctimas y también de movilización e inmovilización de pacientes.

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